¿Son las mujeres una ciudadanía diferenciada?
La ciudadanía es un aspecto inalienable del ser humano, sus orígenes se remontan a la Antigua Grecia, existiendo en diferentes contextos de la historia, sufriendo diversas modificaciones y adaptaciones a las características de la política desempeñada en cada país. Actualmente, la ciudadanía es un tema fundamental en los aspectos políticos, generando debates.
Específicamente, la ciudadanía plena de las mujeres es un proceso que requiere atención; la lucha de las mujeres por el derecho a ejercer el sufragio, es simplemente el comienzo a una ciudadanía plena, entendida como el conjunto de principios, valores, actitudes y conductas específicas de los individuos adscritos a un conjunto geográfico-social, siendo así sujetos de derechos políticos y civiles. Reflexionar sobre la ciudadanía de las mujeres es importante, existiendo diferencias marcadas por el género en diferentes aspectos, siendo participes de diversos movimientos en la búsqueda de sus derechos, aun teniendo metas por alcanzar en el plano de la equidad.
La construcción de la ciudadanía plena en las mujeres se encuentra vinculada a la perspectiva de género, a la condición y situación de las mujeres en la sociedad, a sus diferencias y a la construcción de un sujeto femenino que exprese su ciudadanía con postura democrática en el espacio de la política a través de propuestas, concepciones y creaciones, un ciudadanía activa.
El movimiento feminista refleja contribuciones sustantivas en el debate sobre las metas y la calidad de la democracia, en cuanto a su capacidad para garantizar y proteger los derechos humanos de las mujeres. La ciudadanía social, como el derecho a acceder a los recursos que posibiliten una buena calidad de vida a las mujeres, es otro aspecto que ha contribuido a la ampliación de la noción de ciudadanía. Otro aspecto que, innegablemente, constituye un aporte de las mujeres es el concepto de ciudadanía sexual mediante la lucha por el reconocimiento de los derechos sexuales y los derechos reproductivos como derechos humanos y de ciudadanía.
La democracia para y desde las mujeres se viene repensando desde una perspectiva paritaria, el establecimiento de la paridad requiere de reformas a la legislación electoral, de organismos electorales fuertes para aplicar la ley e implementar sanciones, y de una concienciación pública sobre la necesidad de contar con la participación y representación de las mujeres. La expansión e institucionalización de mecanismos que fomenten la participación directa de la población en su diversidad, en las decisiones públicas, constituye un complemento crucial para la ampliación de la ciudadanía y el fortalecimiento del sistema democrático.
Es necesario que el Estado garantice la ciudadanía plena de las mujeres a través de una vida libre de violencia, leyes y políticas vigorosas de no discriminación, acceso a la justicia de calidad, acceso igualitario al trabajo, a la educación y a la salud, asimismo es necesaria la erradicación de la discriminación del empleo doméstico y la erradicación de las discriminaciones étnico-raciales y hacia las mujeres con discapacidad, es fundamental la implementación de derechos sexuales y derechos reproductivos plenos. 02 La profundización de la democracia participativa conlleva el establecimiento de mecanismos concretos de interlocución y articulación entre el Estado y la sociedad civil, para que ésta aporte y se pronuncie sobre temas de interés colectivo, sin dejar de lado la participación de las mujeres y de la diversidad social en igualdad y no discriminación.
La participación social en los asuntos económicos, administrativos y políticos debe crear una nueva cultura tendiente a relegitimar el sistema político, fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas y convertirse en el mecanismo esencial de la construcción de lo público entre el Estado y la sociedad. Es necesario que las mujeres sean una ciudadanía diferenciada pero no discriminada.