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Situación de los derechos humanos de las mujeres en México

México fue sede de la Primera Conferencia Mundial de la Mujer de la ONU, realizada del 19 de junio al 2 de julio de 1975, celebrada en el marco del Año Internacional de la Mujer. La conferencia fue convocada por la Asamblea General e instada por la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, participaron en ella, representantes de más de 100 gobiernos, simultáneamente 6000 representantes de ONG asistían a un foro paralelo, la Tribuna del Año Internacional de la Mujer. En la conferencia se definió un plan de acción mundial para la consecución de los objetivos del Año Internacional de la Mujer, incluyendo un amplio conjunto de directrices para el progreso de las mujeres hasta 1985. Se trató de la primera conferencia internacional celebrada por Naciones Unidas que se centró exclusivamente en cuestiones de las mujeres y marcó un punto de inflexión en las directivas políticas.

A partir de entonces las mujeres fueron vistas como parte del proceso para desarrollar e implementar políticas, en vez de receptoras de asistencia. Posteriormente en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género.

La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada de forma unánime por 189 países, constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer y en su elaboración se tuvo en cuenta el documento clave de política mundial sobre igualdad de género. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing establece una serie de objetivos estratégicos para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género en 12 esferas cruciales. La conferencia de Beijing se basó en los acuerdos políticos alcanzados en las tres conferencias mundiales sobre la mujer celebradas anteriormente y consolidó cinco decenios de avances jurídicos dirigidos a garantizar la igualdad de las mujeres y los hombres tanto en las leyes como en la práctica.

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En el 25 aniversario de la Declaración y Plataforma de acción de Beijing, Beijing+25, se realizó una evaluación en la que participaron Estados Miembro, organizaciones de la sociedad civil, y jóvenes de todo el mundo para analizar los avances, retos, retrocesos y prioridades hacia la igualdad de género. En este marco, el Foro Generación Igualdad, así como la CSW64 y la Asamblea General de las Naciones Unidas forman parte de la ruta de acciones estratégicas que dan seguimiento a la Plataforma de Acción de Beijing y que, debido a la emergencia sanitaria, han sido ajustadas para su realización.

Ningún país puede aspirar a ser una sociedad plenamente democrática mientras persistan la desigualdad, la discriminación, y la violencia contra las mujeres. Lamentablemente, en México la igualdad de género sigue siendo una asignatura pendiente que lastima no sólo el tejido social sino también la dignidad de las mujeres que, además, numéricamente, constituyen más de la mitad del país. La plena vigencia de los derechos de las mujeres mexicanas es todavía una aspiración que no logra concretarse plenamente. Junto a los avances persisten también grandes rezagos. Incluso hay retrocesos en algunos temas relevantes como el de la atención a la salud de la mujer, cuando se legisla en contra del respeto a las decisiones en torno a su cuerpo o en la persistencia de las múltiples formas de violencia ejercidas contra ellas.

En México, desde el punto de vista jurídico, mujeres y hombres cuentan con igualdad de derechos para participar en la vida política del país. No obstante, a sesenta años de haberse otorgado a las mujeres derechos ciudadanos iguales a los de los varones, siguen vigentes obstáculos y restricciones que acotan o dificultan la participación equilibrada en los espacios de poder público y en la toma de decisiones en los ámbitos federal, estatal o municipal.

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En el proceso de toma de decisiones públicas la participación de las mujeres se limita a los asuntos relacionados con cuestiones sociales, familiares, derechos humanos, turismo y salud. Pareciera que todavía la participación política de la mujer se ve como una extensión natural de las actividades que tradicionalmente ha realizado en el cuidado de la familia. Las tendencias de la participación política de las mujeres no rompen el rol que socialmente se les ha asignado. En México se han registrado avances significativos en materia de normatividad para el cumplimiento de los derechos humanos y se han creado instancias que permiten avanzar en la búsqueda de igualdad de condiciones para hombres y mujeres. La necesidad de establecer derechos, normas e instancias internacionales y nacionales para proteger y garantizar los derechos de las mujeres confirma la dimensión y especificidad de las violaciones a la dignidad humana que ellas enfrentan.

La realidad confirma que las estructuras de discriminación y exclusión que históricamente han acompañado la vida de las mujeres no son fáciles de erradicar. Estas prácticas dificultan e impiden el reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres, especialmente en las zonas rurales e indígenas. La inequidad de género lastima a toda la sociedad; es el obstáculo más importante para un desarrollo social más completo.